SÍNDROME DE RESPUESTA INFLAMATORIA SISTÉMICA
En el módulo que corresponde a choque, sepsis y síndrome de falla multiorgánica, quiero hablar un poco de el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica.
Una lesión inflamatoria es el proceso que se desencadena por una agresión física, química o infecciosa al huésped y su función es la de proteger de los efectos lesivos de la agresión, aunque paradójicamente esta respuesta desencadena la generación de diversas sustancias nocivas como lo son las enzimas proteolíticas y los metabolitos de oxígeno.
Sabemos que el organismo después de una afección por diversas causas, genera una respuesta proinflamatoria con el fin, como ya lo mencioné, de evitar que la lesión tisular se siga esparciendo, pero la inflamación genera más lesión y más lesión genera más inflamación, hasta que esta se convierte en el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, que de no ser atendido puede generar falla multiorgánica y evidentemente la muerte.
Es importante diagnosticar y prevenir este síndrome y atacar las consecuencias, no obstante, la identificación de este problema no es sencilla, ya que no existen pruebas médicas suficientemente capaces ( sensibilidad y especificidad) de hacer un diagnóstico concreto y rápido.
Pero hablemos un poco más de las características de este síndrome:
El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica ( SRIS) es muy frecuente en pacientes críticamente enfermos, se encuentra en varias condiciones incluyendo trauma, cirugía y lesiones que generan hipoxia.
Los signos clínicos y de laboratorio de inflamación sistémica, incluyen cambios en la temperatura corporal, taquicardia o leucocitosis, no son sensibles ni específicos para realizar el diagnóstico de sepsis.
Esta respuesta inflamatoria se presenta como un proceso lesivo de constante progresión que, de no limitarse, culmina en el desarrollo del síndrome de falla multiorgánica y finalmente la muerte del paciente.
Estos son los criterios diagnósticos del síndrome de respuesta inflamatoria sistémica:
Frecuencia cardiaca: Más de 90 latidos por minuto.
Frecuencia respiratoria: Más de 20 respiraciones por minuto o menos de 32 mmHg de CO2 en una gasometría arterial.
Temperatura: Más de 38 o menos de 36 grados celsius.
Leucocitos: Más de 12.000/mm3 o leucocitopenia menor a 4 000/mm3 o bien más de 10% de bandas.
Hay que decir que una respuesta inflamatoria similar a la sepsis ocurre en pacientes críticamente enfermos con pancreatitis, choque, trauma severo, cirugía mayor y quemaduras graves, por lo cual el tratamiento empírico con antibióticos de alto espectro puede resultar contraproducente cuando el síndrome no es causado por sepsis.
Entonces cuál es el mejor tratamiento?
Antes que todo, lo ideal es poder diagnosticar de forma efectiva la razón del síndrome, pero como lo hemos dicho, en todos los casos es difícil hacerlo de forma rápida y acertada ( descartar sepsis o no) por suerte existen algunos signos y químicos que nos podrán ayudar a hacer el diagnóstico diferencial de mejor forma, la proteína C reactiva ha sido reportada que se incrementa en casos de sepsis.
Una resucitación adecuada con volúmenes en las primeras horas de ocurrida la lesión o el proceso agresivo, la eliminación de focos sépticos e iniciar de forma temprana dieta enteral e insulina, ayudan a limitar el tiempo de presentación de SRIS así como su intensidad.
Existe otro factor que también juega un papel importante y es la capacidad de adaptación del paciente, estos es, su opacidad de poder desarrollar una respuesta antiinflamatoria efectiva, sin embargo, esta capacidad se ve opacada por la presencia de daño orgánico previo.
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